Mtro Juan Rodolfo Mauricio Ríos Báez

Blog. El sustento del Hombre

Mayo 2020

No.5

Zoot zuit, pelicula.

“Como es sabido, los «pachucos» son bandas de jóvenes, generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del Sur y que se singularizan tanto por su vestimenta como por su conducta y su lenguaje. Rebeldes instintivos, contra ellos se ha cebado más de una vez el racismo norteamericano. Pero los «pachucos» no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados. A pesar de que su actitud revela una obstinada y casi fanática voluntad de ser, esa voluntad no afirma nada concreto sino la decisión–ambigua, como se verá–de no ser como los otros que los rodean. El «pachuco» no quiere volver a su origen mexicano; tampoco–al menos en apariencia–desea fundirse a la vida norteamericana. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma.” Octavio Paz, El laberinto de la soledad.

En 1968 se rompió una tenue y ligera linea. La que dividia las calles, la linea blanca en el asfalto. Por ahí se transitaba ya en la viejas nuevas ciudades del mundo. Paris, México, Praga, se volverían los iconos de la juventud en 1968. Berlin por supuesto sin olvidar Berkeley. Los jovenes como dice Octavio Paz, en cada generación, se encontraban ante su misma identidad. En los Estados Unidos durante los años cuarentas y cincuentas, se manifiestan abiertamente, sin rubor. Escandalizando a una economía voyante, llena de rascacielos, de las primeras colonias urbanizadas, de una clase media que se empleaba en la industria, o en los comercios. Los jovenes, los pachucos, los que buscarían en el sueño lo imposible, los que hicieron de la realidad un desacato. Vendría igual forma Wodstock y una marea de jovenes greñudos, de vestimentas ligadas a lo etnico, a las flores y una filosofia que buscaba el remanso de la paz. Los beatles, los otros jovenes, viajaban a la India, en busca de esa otra identidad que las ciudades y los aviones no dejaban ver. Y de nuevo los jovenes amedrentando las calles, los camiones, y enfrente los llamados granaderos vestidos de azul intenso, sus garrotes dispuestos, y esa furia que no entendian como debe ser la furia, irracional. La UNAM y las otras instituciones de educación superior se volverían sedes para largos mitines, dialogos, risas, y sobre todo esa parte puber que daba el ser de la clase media ascendente, esa que dejaría la industrialización, la urbanización y los modelos sociales a seguir. Ser universitario ya era un honor.

La globalización alcanzó muy rápido el siglo xxi, estamos por fin gracias a una pandemia universal, planetaria, en paralelo a laboratorios con grandes inversiones para desarrollar medicinas eficacez, ante una gama de instrumentos electronicos que permiten que la vida cotidiana sea cada vez mas rapida, dirían los clasicos, eficiente. Porque al final del día, el tiempo, lo que mide socialmente el trabajo, tiende a ser casi paralelo al espacio. Tiempo y espacio se encuentran ahora unificados por la tecnologia. En este mundo actual, los jovenes de nuevo se encuentran, se ubican, y como si fuese el hilo de Ariadna, por las noches se desteje lo que se avanzo en la noche. De nuevo, como en cada generacion que entró desde el siglo xix a la industrialización masiva, la identidad se pierde. Y con ésta, la capacidad de poder ubicarse en un mundo frenetico. Donde el consumo, y no el mercado, atrae de nuevo con su canto de sirenas.

La desigualdad tiene varias mascaras, y una de ellas, igual de desgarradora es la de la juventud. En un subcontinente como es América Latina, esto se muestra cotidianamente. Sólo un porcentaje medido puede cruzar esa linea imaginaria que decía, es como la linea blanca que separa la calle en medio, de un lado un extremo y del otro, igual otro extremo.

El numero de jovenes en el subcontinente contando el Caribe, la Comisión Económica para América Latina calcula en 160 millones. Se podría decir son un país en si mismos. La desigualdad en plena pandemia no viene sino a intensificar las condiciones, la CEPAL calcula que la pobreza, la caída de las pymes, y el despempleo no haran mas que hacerse mas crudos.

“Es probable que la crisis aumente el empleo informal como estrategia de supervivencia. En 2016 el 53,1% de los trabajadores de América Latina y el Caribe trabajaba en el sector informal (OIT, 2018). Es probable que las familias más pobres envíen a sus hijos al mercado de trabajo, lo que aumentará las tasas de trabajo infantil. La OIT estima que actualmente el 7,3% de los niños de 5 a 17 años (unos 10,5 millones de niños) de la región trabajan. CEPAL (2019) mostró que la pobreza en la región aumentó entre 2014 y 2018 (CEPAL, 2019). Debido a los efectos directos e indirectos de la pandemia, es muy probable que las actuales tasas de pobreza extrema (11,0%) y pobreza (30,3%) aumenten aún más en el corto plazo.” 3 de abril de 2020  América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-Efectos económicos y sociales.

El colapso que significa el cerrar las actividades económicas dejará en otros sectores igualmente un daño profundo. Las pymes, que vienen siendo la parte estructural de las economias latinoamericanas, y mas especificamente para México, dejaran sin empleo formal a un número que va de los 700 al millon de personas desempleadas.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo OIT se calculan 110 millones de jovenes desempleados, de los 160 que la CEPAL establece, de los cuales 9.4 millones son desempleados, 23 millones que no estudian ni trabajan, 30 millones en la informalidad. En el rango de los 15 a los 24 años, 52 millones estan en condiciones laborables, por genero ninis, mujeres para el 2020 28.9%, hombres 14.6%. Si lo observamos en el Caribe, Trinidad y Tobago, ninis, 56%, Santa Lucia 41%, Jamaica 31.6%; Chile 12.9%, El Salvador 23.8%.

La relación perversa, pymes, jovenes, desempleo, con la pandemia en 2020, deja un panorama catastrofico. El cerrar, no contraer, sino cerrar materialmente los espacios laborables, desde pequeñas tiendas, talleres, servcios, etc, deja en estos momentos una situacion difícil, muy difícil.

La desigualdad seguramente sera todavía más cruenta, y uno de los sectores vulnerables es precisamente el de los jovenes. Como se acaba de evaluar, los denominados ninis, perdieron toda oportunidad de construir y desarrollar su identidad. Cuanto mas lejos de la historia como es el caso de las islas caribeñas, y de algunos paises de Centro América, sin dejar de lado la situacion en México, todo parece corresponderse. Veamos adelante que sucederá con las políticas públicas su aplicación post-pandemia, como se puede recuperar gradualmente este hoyo negro que será la desocupación laboral, el trabajo digno (integrador), lo que pomposamente se llama bienestar. En el siglo xx los años cincuenta, sesenta, se tradujó como vimos en la crisis de la identidad de los jovenes, había la moda, la musica rock, todavía esa parte creativa que cubría ese silencio que no sabriamos hasta el año 2020 que se hizo un ruido escandaloso, un silencio de un solo grito, el de los jovenes y su perdida identidad social.