Mtro. Juan Rodolfo Mauricio Ríos Báez

Blog. El sustento del hombre

31 de marzo 2020

Fernand Braudel uno de los grandes historiadores del siglo xx investigó con gran detalle espacios geográficos donde se desarrolló el capitalismo. Tardará en resolver en dos gruesos tomos la historia del Mediterráneo europeo.

En sus aportes cuenta una definición histórica-presente para comprender la estructura (donde se concentra y resuelven los sistemas, ambos elementos darán en su constante la dinámica de desarrollo y resolución. Por eso el capitalismo es una estructura que requirió y requiere de siglos para conformarse. Siendo resuelta en un sistema que permite su devenir) del capitalismo ofrece un concepto doble, el de la historia de vida y de las cosas. Esto quiere decir en sus términos “la vida material”. (1)  Las cosas, explica Braudel, cómo es la comida, el vestido, herramientas, instrumentos, pueblos y ciudades, por supuesto su riqueza. Al final del día los hombres en su genérico.

Voy a tomar como pretexto este concepto de Braudel para ir ensayando sobre la realidad de este principio del 2020 que en diciembre y febrero curiosamente los hombres, en este caso en China estarían celebrando las vísperas del año de la rata. Nadie en ese momento calculaba lo que estaría por resolverse. Una palabra tomaría el escenario internacional llenando todos los rincones de lo humano y de las cosas.

Comenzó en una región de China Wuhan, de ahí pronto se envolvería el mundo en una pandemia de las que la humanidad ha sufrido a lo largo de los siglos. Unas mas otras menos dramáticas por la forma y sobre todo la pérdida de personas. Esta pandemia llevo rápidamente a medidas drásticas, la primera y mas cruenta es la de cerrar las ciudades. A lo lejos parecía algo extraño, inaudito. Esto fue tomando forma hasta llegar a ser la acertada de enfrentarse al hecho, el silencio económico, a la manera de un oxímoron hizo el ruido suficiente para la alertar al mundo material, esto es, lo humano y las cosas.

Pareciera que han sido largos meses, si lo observamos, no van mas allá de dos o tres meses. La rapidez con la que se generó la pandemia es alarmante.

“La vida material” en unos meses se ha trastocado. Desde los mercados públicos, abarrotes, transporte, hasta llegar a las grandes corredoras de la Bolsa de Valores, todos están distorsionados.

La pregunta que se esta generando en estos pocos meses con sus dramáticos e intensos días es si la actividad económica se encuentra en algún cambio o transformación. ¿O siguiendo la lógica de nuestro ensayo, la vida material se está transformando de nuevo? ¿Estamos ante cambios inesperados? ¿Cómo ir definiendo esta transformación?  

Continuemos otro poco en el relato y dejemos para mas adelante las próximas preguntas y porque no atrevernos a teorizar sobre algunas respuestas.

Si partimos de la vida cotidiana y si a esto le agregamos una pandemia que corre a gran velocidad llevándose vidas, a las respuestas de los gobiernos todos, prácticamente todos a lo ancho del planeta, a los hospitales ya de por si carentes de lo mínimo, etc. ¿Qué nos queda? Prácticamente el silencio.

Igual que las grandes tragedias naturales como los terremotos, inundaciones, quema de bosques, del otro lado tenemos una vida material empobrecida. Una población que se encuentra por encima de la media de los 50 a 60 años, desigualdad y un mercado laboral estricto siempre a la baja, jugando a la oferta y la demanda, una población empobrecida por debajo de los niveles de vida digna.

El virus y el silencio nos atrapo. La vida material se concentra en el encierro voluntario o bien designado con un mayor o menor grado a lo que es un toque de queda, donde la sociedad depende de las decisiones de las autoridades.

La otra parte que establece Fernand Braudel de la vida material son las civilizaciones. Esa compleja estructura donde se va construyendo de manera lenta. Detenida. A veces inobservable. A no ser que venga una conmoción de tal tamaño que haga que todos reflexionemos en la paulatina, estricta, segura, compleja y nada agradable inhabilitación de estar en casa. Encerrados. Con los otros, con los nuestros. ¿Qué sucede, qué se fractura de golpe?; la vida cotidiana, se paraliza la actividad del horario y de la oficina, del negocio y del cliente, de la empresa y sus trabajadores, en sí, un paro seco, que al principio genera aparente descanso. Pero que al caminar de los días y de la seriedad del encierro, de las noticias que no paran de advertirnos que tenemos que cuidarnos, y lo mas sensible, de romper la relación social, humana. Las civilizaciones, si revisamos hacia tras en el tiempo encontramos estos mismos sentidos, la de rupturas, cambios, transformaciones, que se van conjuntando con los días, con la misma vida material.

Por ejemplo, solo hace unos 10 o 15 años los teléfonos celulares cambiaron nuestra vida cotidiana. Hace 20 años pensaban todavía las grandes mentes como Francis Fukuyama por mencionar a uno, que la historia había terminado, que el mundo por fin encontraba en la civilización del capitalismo su fin. Craso error. El siglo XXI ha traído consigo cambios aun mas dramáticos.

No me parece que sea el fin del capitalismo ni mucho menos. Lo que si, estamos siendo testigos de como esta civilización, de nuevo, su vida cotidiana se esta trastocando. No seremos los mismos después del silencio del virus.

Braudel, Fernand. Las estructuras de lo cotidiano: lo posible y lo imposible. T.I. ed. Alianza Editorial.Madrid, 1984. Pag.10.